“Este día debe ser una jornada de evocación, de ejercicio de memoria y reflexión de la sociedad en conjunto, para sostener la necesidad de la defensa del sistema constitucional, el pleno ejercicio del Estado de Derecho y la vigencia de los derechos humanos”, se expresó hoy, viernes 24 de marzo de 2023, a 47 años del Golpe de Estado. Esta voz de evocación pudo ser escuchada en el marco de la Sesión Pública Especial desarrollada esta mañana, en el recinto de sesiones del Honorable Concejo Deliberante de General Pueyrredon.
La sesión fue presidida por la titular del Honorable Cuerpo, Marina Sánchez Herrero; acompañada por el secretario, Carlos Facundo Bustos; en representación del intendente Guillermo Montenegro, la secretaria de Desarrollo Social, Vilma Baragiola; el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti; y la subsecretaria de Derechos Humanos, Daniela Zulcovsky.
Estuvieron presentes Marianela Romero, Daniel Núñez y Gustavo Pujato (UCR); Liliana Gonzalorena y Angélica González (CC ARI MdP); Agustín Neme, Cristian Beneito, Guillermo Volponi, Florencia Ranellucci y Mercedes Morro (VJ); Nicolás Lauría (Creciendo Juntos); Martín Aiello y Paula Mantero (AM); Vito Amalfitano, Roberto Gandolfi, Roberto “Chucho” Páez, Verónica Lagos, Virginia Sívori, Sol de la Torre, Marina Santoro y Mariana Cuesta (FdT).
También se hicieron presentes el diputado provincial Maximiliano Abad y el senador provincial Alejandro Rabinovich.
Asistieron, además, autoridades académicas, de colegios profesionales, de sindicatos y otros organismos del Estado, del sector público y privado e invitados especiales.
En el inicio de la Sesión se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino. Luego, se proyectó el video institucional “Historias de Abuelas. La identidad no se impone”, realizado por personal del Teatro Auditórium-Centro Provincial de las Artes.
Después de las notas de excusación, se procedió a la lectura del documento único emitido por el Honorable Cuerpo:
“Hace exactamente un año, en este recinto, expresábamos que nos convocaba una historia de lucha que comenzó hace 47 años cuando el país sufrió su dolor más profundo: persecución, secuestro, tortura, exilio y desaparición fueron las características de la noche más oscura que vivimos como argentinos. Pero la vida, a pesar de todo logra avanzar y sobreponerse.
Desde esa misma oscuridad surgieron personas de coraje y valor que se atrevieron a luchar por la vida, por la paz y la justicia: madres y abuelas que con el emblema de un pañuelo blanco fueron en busca de hijos y nietos, asociaciones de derechos humanos, líderes sindicales, religiosos, políticos y sociales cuyo amor por las personas los llevo a levantar la voz, aún a costa de poner en peligro su propia vida.
Aquí – en este recinto – están muchos de los rostros de las víctimas de tanta barbarie y locura, las víctimas de la represión y las víctimas de la guerra, cuyo recuerdo nos obliga a comprometernos para lograr una sociedad más justa e igualitaria para todos.
Y como la vida no se detiene y el amor impulsa nuestros mayores valores, hace casi 40 años recuperábamos la democracia en Argentina, la que procuramos sea para siempre.
El despertar democrático, no llegó libre de condicionamientos económicos, políticos, militares y sociales. Empezamos a caminar, a curar, a reconstruir en 1983, pero conservamos aún heridas abiertas de esa época.
La democracia que hoy gozamos como sociedad, esta democracia que los y las argentinas recuperamos para terminar con la muerte, el terror y la entrega de la patria es, sin dudas, un bien colectivo fundamental, la garantía de nuestro contrato social.
Construimos un pacto como sociedad, le dijimos NUNCA MAS a la muerte y a la barbarie y consagramos como bien colectivo la democracia para nuestra Patria. Este pacto, que no podemos romper, nos desafía hoy a seguir trabajando en una sociedad que nos garantice, en igualdad y equidad, los derechos esenciales, los derechos sociales, los derechos fundamentales para todas y para todos los que habitan este suelo.
Este pacto nos obliga como pueblo a defender lo que hemos obtenido: defender nuestra Democracia. Defenderla de los intereses extranjeros que ocupan nuestro suelo malvinense, defenderla de los atropellos de minorías poderosas, defenderla de violencias materiales, sociales, políticas y simbólicas y de las injusticias que tanto lastiman el corazón de nuestra gente.
Debemos seguir luchando para que nunca más se acallen voces, nunca más exista el odio y la persecución política, nunca más la violencia, la tortura o la muerte sea una forma de acallar al que piensa distinto.
Este 24 de Marzo, seguimos exigiendo verdad, seguimos manteniendo viva la memoria, seguimos exigiendo justicia por 30 mil desaparecidos, por la democracia, por las generaciones presentes, pero sobre todo por el futuro de la Argentina”.
Después, tras poner el Cuerpo en comisión, se leyó un documento emitido por los organismos de Derechos Humanos, en la voz de Paloma Muñoz, nieta de Leda Barreiro, referente de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, filial Mar del Plata.
A continuación, fragmentos del mencionado documento:
“Como cada 24 de marzo nos encontramos en este recinto para conmemorar el aniversario de la última dictadura cívico-militar y decir “Nunca Más”.
Este 2023, además del aniversario de los 47 años del golpe cívico, militar y eclesiástico, el 10 de diciembre celebraremos como país lo que si dudas se constituye en una conquista colectiva: 40 años ininterrumpidos de democracia.
Hace 40 años, tras sufrir más de 7 años de terrorismo de Estado, en 1983, el pueblo argentino restableció los derechos sociales y políticos, la forma de vida democrática, la representación de la voluntad popular, la libertad de expresión y la participación en las instituciones y poderes del Estado.
Esto fue posible gracias al papel desempeñado por una gran parte de la sociedad civil, como los organismos de Derechos Humanos, el movimiento obrero y estudiantil, las organizaciones sociales y sindicales y los partidos políticos, entre otros actores, que articularon una ardua y comprometida lucha contra la dictadura genocida, con el fin de recuperar la democracia, tantas veces interrumpida entre 1930 y 1983.
Son las Madres y las Abuelas quienes con un enorme coraje salieron a la calle en plena dictadura en busca de sus hijos y nietos, acompañados por organismos de familiares de detenidos desaparecidos, por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, la Liga Argentina por los Derechos Humanos y el invalorable aportes de los sobrevivientes que, venciendo el terror y con las fuerzas asesinas en plena vigencia, denunciaron el horror de lo vivido, identificaron lugares, personas y aportaron datos.
Queremos resaltar los logros de la lucha inclaudicable del movimiento de derechos humanos, en el que las políticas de Memoria, Verdad y Justicia siguen distinguiendo al país a escala global.
Argentina es pionera a nivel internacional por su inmensa tarea construyendo memoria colectiva. Conformó una comisión de la verdad, enjuició a los máximos responsables de la violencia de Estado, trabajó en la recuperación de los cuerpos de las personas desaparecidas y de las identidades de los bebés robados, como también por dar jerarquía constitucional al sistema internacional de derechos humanos.
El Nunca Más en la historia argentina tiene una enorme carga simbólica. El presidente Raúl Alfonsín, en un contexto de fragilidad democrática, dispuso investigar los crímenes de lesa humanidad de la dictadura, creando la CONADEP y luego con el juicio a las juntas.
En el 2003, el gobierno de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández incorporó las luchas de Memoria, Verdad y Justicia como política pública anulando las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, permitiendo el juzgamiento y el reinicio de los juicios de lesa humanidad, creando la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad.
Por todo esto, creemos que el aniversario de los 40 años de democracia abre una oportunidad histórica para saldar una de las principales deudas con las que convive este gran logro: garantizar un futuro con crecimiento y equidad para todo el pueblo argentino.
En este contexto tan preocupante, la experiencia de 1983 debe venir en nuestro auxilio. Necesitamos, como entonces, pactos que recojan con franqueza los anhelos del pueblo argentino y estén a la altura para gobernar.
La sociedad en su totalidad debe comprender a los derechos humanos y la democracia como mecanismo de resolución de conflictos, así como el acceso a la justicia como herramienta de defensa de los más vulnerables. Siendo éstos tres: democracia, derechos humanos y acceso a la justicia, pilares de una política de estado integral.
Necesitamos construir colectivamente horizontes para transformar las injusticias y las desigualdades, generando democracias fuertes que garanticen los derechos del pueblo.
Después de esta lectura, se volvió a levantar el estado de cuerpo en comisión, y no habiendo más asuntos que tratar la sesión finalizó.